Estos últimos años se han visto avances en las políticas preventivas, haciendo hincapié en la posibilidad de realizar consumos más responsables e intentando reducir los riesgos asociados a los consumos de las mismas. Algunos de estos cambios han podido ayudar a que algunas de estas sustancias se estén consumiendo en menor medida que hace algunos años.
Esta forma de abordar el tema, ayuda a que les llegue la información de manera más objetiva y transparente. Por lo tanto, es fundamental que se siga trabajando en desarrollar políticas de prevención para descender aún más el porcentaje de personas consumidoras sabiendo que el consumo temprano tiene consecuencias muy negativas en el organismo de los y las adolescentes. Lo que está claro es que hay que actuar desde los primeros años de vida tanto a nivel familiar, individual, escolar y social.
Además de todo esto, se considera de vital importancia el poder trabajar habilidades para la vida tales como la autoestima, la autonomía, la resolución de conflictos, la comunicación y escucha activa, la empatía y la gestión de emociones, para poder tener herramientas adecuadas a la hora de afrontar posibles situaciones con las que nos podemos encontrar a lo largo de nuestras vidas.